Conociendo la Santa Inquisición.
Este fin de semana he tenido la ocasión de visitar Toledo con mi novia y unos amigos. Mientras recorríamos las calles del casco antiguo de la ciudad nos dimos cuenta de que se estaban organizando varias exposiciones en algunos de los edificios abiertos al público.
Aprovechando la ocasión, decidimos ver una de la exposiciones que trataba de los elementos de tortura del Tribunal de la Santa Inquisición, que como ya hemos visto en esta unidad y en los vídeos de Águila Roja, fue establecido en toda España por los Reyes Católicos y se ocupó durante toda la Edad Moderna de velar por el respeto hacia la fe católica. Todo aquel que no jurase fidelidad a esta fe, era ajusticiado por este Tribunal que imponía los castigos a través de algunos instrumentos de tortura. Veamos a continuación algunos de ellos:
1. El aplastacabezas:
Se trata de un instrumento donde el condenado introducía la cabeza entre una especie de casco y la base del aparato. A continuación, había un verdugo que se encargaba de hacer girar la manivela situada en la parte superior para ir bajando poco a poco el casco y aplastar la cabeza del condenado contra la tabla de debajo que servía de base. Llegado a un punto de presión, al condenado se le empezaba por desencajar la mandíbula y finalmente perdía el conocimiento una vez que los sesos y los ojos se desencajaban de su sitio.
2. La cuna de Judas:
Es una especie de taburete rematado en su parte superior con una pirámide. El condenado era elevado en el aire mediante un cinturón sujetado con unas cadenas.
Una vez en el aire, se dejaba caer al condenado de repente sobre la pirámide del taburete, provocando un serio golpe en el ano, el perineo o en la zona genital. El dolor y el daño físico que generaba era considerable.
3. La silla con pinchos:
En 1252, el Papa Inocencio IV estableció que se recurriera a la tortura como método de confesión. Por esta razón, uno de los instrumentos de tortura empleados desde la Edad Media fue este sillón con pinchos metálicos. El prisionero era sentado sobre la silla y atado fuertemente a la misma para sentir bien el dolor.
Sin embargo, las penas se endurecían cuando se colocaban varias brasas al rojo vivo debajo del sillón con las que calentar los pinchos de hierro y permitir que se clavasen mejor en el cuerpo del condenado causándole serias heridas y quemaduras si no confesaba.
4. Picota en tonel:
A finales de la Edad Media e inicios de la Moderna, la Santa Inquisición no solo castigaba físicamente a las personas herejes y ateas, sino que también imponía castigos de carácter moral para condenar algunas costumbres que estaban mal vistas por la doctrina cristiana. Entre estas malas costumbres, la embriaguez (borrachera) era una de las más condenadas.
Para ello, el condenado era obligado a meterse en un tonel de hasta 50 kilos de peso. Dentro del tonel, el tribunal y los vecinos que denunciaban la conducta del condenado eran los que se encargaban de torturarlo indirectamente mediante insultos y otras humillaciones como arrojarle basura dentro del tonel. Para que la basura se quedase dentro del tonel, algunos de estos instrumentos tenían el fondo cerrado para hacer del mismo un verdadero instrumento de tormento y escarmiento para el condenado.
5. La cigüeña.
Instrumento de hierro con una serie de huecos que servían para inmovilizar al condenado de cabeza, pies y manos y así mantenerlo inmóvil en una determinada posición.
En el dibujo que parece en la siguiente imagen puede apreciarse cómo las piernas del condenado estaban apretadas por los hierros de este instrumento. Esto provocaba un taponamiento de la circulación, provocando el entumecimiento de las extremidades y fuertes dolores por todo el cuerpo debido a la mala postura.
6. La dama de hierro:
Ataúd de metal con forma humana y hueco por dentro. El condenado era introducido en este ataúd, donde se le clavaban los pinchos que estaban situados en las paredes interiores de este instrumento. Los pinchos penetraban en las partes más delicadas del cuerpo y llegaban a provocar la muerte.
En la siguiente foto, os dejo una imagen con mi amigo Arturo "imitando" un ajusticiamiento. .
Para finalizar, como soy un chico que quiere tantísimo a sus alumnos me resultó imposible olvidarme de ellos en esta visita. Tanto me acordé de los chavales que decidí dejar una dedicatoria y un consejito a los organizadores de la exposición. ¿Os imagináis una clase de Historia en el instituto con alguno de estos instrumentos?
Un saludo y espero que os haya gustado. Nos vemos :)
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